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Deep Sea Embers

El Alcantarillado

4 min 894 palabras

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Antes de abandonar la cueva temporal donde se había escondido, Duncan arrancó algunos trapos de un cuerpo cercano y se los envolvió alrededor. No era por el frío penetrante de la cueva, sino por tapar, aunque fuera un poco, su corazón expuesto. Aunque el agujero en su pecho no afectaba su “supervivencia”, como persona normal, caminar con el corazón al aire era algo demasiado extraño. Cubrirse proporcionaba algo de consuelo y reducía la sensación inquietante del viento que soplaba a través de su cuerpo.

Además, Duncan consideró la posibilidad de encontrar a otros en este espacio subterráneo. Razonó que con un agujero en el pecho, conversar con extraños podría ser incómodo.

Así, después de cubrir su “herida”, Duncan salió cuidadosamente de la cueva sombría y húmeda, entrando en un pasadizo conectado. Avanzó lentamente hacia lo profundo.

El cuerpo que habitaba no era “conveniente”. No solo la herida mortal en el pecho afectaba su movilidad, sino que Duncan podía sentir la debilidad inherente del cuerpo. Sus manos y pies, demasiado delgados, apenas podían caminar rápido, muy diferente del robusto “Capitán Fantasma”.

Duncan no podía ver todo su cuerpo, pero por las partes visibles, supuso que era un adolescente, uno que había sufrido desnutrición crónica. Aunque el alma del Capitán Fantasma habitaba este cuerpo, parecía que la fuerza espiritual no podía superar los límites físicos de la debilidad.

Sin otra opción, Duncan controlaba este cuerpo apenas funcional, explorando lentamente el pasadizo. Sabía que con este cuerpo temporal, cualquier crisis lo dejaría indefenso. Solo podía rezar para que durara un poco más.

El pasadizo era profundo, húmedo y oscuro, pero había ventilación oculta, con una suave corriente de aire constante. A intervalos, había antorchas y lámparas de aceite en las paredes, indicando que el lugar estaba habitado.

Después de caminar una larga distancia, Duncan vio que el pasadizo se abría en una bifurcación. Las calles conectadas tenían paredes lisas y altos arcos de medio punto, con pisos de ladrillos negros y húmedos. Dos canales de agua fluían a lo largo de los lados, llenos de un agua nauseabunda.

En las paredes, había aberturas similares a tuberías de drenaje, por donde fluía el agua hacia los canales, desapareciendo en la oscuridad.

”¿… Alcantarillado?”

Duncan se dio cuenta rápidamente de que estaba en un sistema de alcantarillado a gran escala, y el lugar donde había encontrado los cuerpos era una cueva natural conectada.

Un alcantarillado masivo, una cueva natural conectada, y cuerpos ocultos. En su mente, Duncan generó innumerables hipótesis. Observaba cuidadosamente cada detalle del “alcantarillado”.

Era de gran escala, construido con habilidad, principalmente con estructura de acero y concreto, lo suficientemente sólido como para usarse como refugio subterráneo.

La ciudad encima debía ser grande, y la tecnología avanzada. La tecnología no existe en aislamiento; cada proyecto de ingeniería se apoya en innumerables industrias y tecnologías relacionadas. Incluso un alcantarillado puede revelar niveles de construcción, planificación, materiales, mantenimiento, e incluso la mentalidad de los residentes.

Duncan caminó por el alcantarillado, deteniéndose al ver una luz en la pared. Era una lámpara con una cubierta de vidrio mate, protegida por una jaula de metal robusta.

Más brillante que las antorchas y lámparas de aceite anteriores, la llama dentro ardía establemente, iluminando una gran distancia. Duncan se acercó, fascinado por cualquier cosa que no fuera del ‘Desterrado’. Después de observar, se dio cuenta de que era una lámpara de gas.

Pero había diferencias con las lámparas de gas que había visto en los registros. En la cubierta de vidrio, había símbolos delgados y curvos, como escritura jeroglífica. Duncan no los reconocía, pero le recordaron a los símbolos en el barco mecánico y en el “ataúd” de Alice.

Aunque diferentes, tenían una cualidad similar… una “atmósfera” sagrada y de ritual.

Duncan se alejó, mirando hacia lo profundo del alcantarillado. Las lámparas de gas iluminaban el camino, y cada una tenía símbolos similares. Parecía que estas luces luchaban contra la oscuridad, representando al “mundo de la civilización humana”.

Mientras caminaba, su visión periférica captó algo inusual. Se detuvo entre dos lámparas de gas y miró hacia arriba. En la pared, cerca del techo del alcantarillado, había algo pintado en rojo oscuro.

Con esfuerzo, Duncan distinguió figuras toscas. Veía manos levantadas hacia el cielo, adorando algo, y en el centro, una esfera radiante como si estuviera bañada en sangre. Debajo, un texto torcido y tembloroso, no de este mundo, pero Duncan lo entendía instintivamente:

“El falso sol caerá, y el verdadero dios sol resucitará de la sangre y el fuego. ¡Toda vida y orden regresan al sol!”

Duncan se quedó en silencio, mirando la intersección más oscura de las luces, los grafitis rojos, y el sol bañado en sangre.

Como si estuviera mirando a otro mundo.

Así estuvo por un tiempo, hasta que escuchó pasos y ruido desde lo profundo del alcantarillado. Levantó la vista y vio figuras encapuchadas acercándose, sus rostros ocultos en la sombra.

Duncan no se escondió. No había muchos lugares para esconderse, y su cuerpo temporal no podía realizar movimientos complejos. Así que se quedó en el centro, mirando a los encapuchados que se acercaban.

Como este cuerpo era desechable, mejor obtener algo de información.

Al instante, los encapuchados notaron a Duncan.

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